December 12, 2019
Source: Bigstock
(The article in its original Spanish immediately follows.)
Is it political correctness, or the revenge of a jealous Scientology intending to transform Placido Domingo into a castrato? What an aberration!
“In five minutes they wanted to destroy sixty years of career,” said the tenor to the journalist and musicologist Rubén Amón. Domingo is aware of how times have changed and the way women and men relate—even a compliment is prohibited!—but strongly denies any sexual harassment or blackmail.
We have not witnessed such an attempt to lynch a tenor since Enrico Caruso was arrested for public scandal in Havana. It is true that the Great Caruso was released quickly. There was a fire in the theater where Aida was showing and Caruso escaped to the hot street, dressed in an Egyptian skirt. The mulattoes were delighted, but the Cuban authorities arrested Radames. Viva Verdi!
With Domingo the thing is beyond control, as if in real life it was il duca de Mantova: Questa or quella! Twenty women accused him of harassment (bullfights, innuendos, propositions) and asking for favors in exchange for artistic promotion.
The adventures in an artist’s dressing room are more secret than political secrets in a NATO meeting. Domingo, one of the great tenors of history, is investigated for inappropriate behavior…thirty years late! None of his alleged victims behaved at the time as Floria Tosca with il barone Scarpia.
And it is disturbing to see how the media hunt began shortly after information in the Daily Mail, which related the tenor to Scientology. Domingo would have had to pay millions to see his children and grandchildren, members of the powerful organization. Coincidence, long hand of the tenor, or even longer hand of the sect?
What is clear is that the differences on either side of the Atlantic when dealing with the scandal are considerable. Domingo has withdrawn from his commitments in the United States, but he continues to sing joyfully (if I rest, I rust) throughout Europe. In his last performances in Salzburg and Valencia he received a warm tribute from the public. In this regard he said: “The presumption of innocence prevails in Europe against the temptation of an immediate condemnation.”
Many colleagues and admirers, of both sexes, have come out in his defense. Domingo is a portentous, torrential, and generous tenor who has contributed many stellar moments throughout his impressive career.
“The Spaniards are warm, sweet, and affectionate. I have been gallant, but always within the limits of chivalry and sensitivity.” Domingo, defending himself, has just explained the tourism success of Spain.
Has everything changed to stay the same? There is currently too much fear of the dictatorship of political correctness. The sexual appetite, the compliment, gallantry, courtship, and all those vitalistic virtues of a horny tenor are judged as sin by the new ayatollahs, who intend to become asexual cybernetic creatures.
But Domingo is ungelded and keeps singing.
El Tenor Castrado
La corrección política –¿o es una venganza de la celosa Cienciología?—pretende transformar a Plácido Domingo en un castrati. ¡Qué aberración!
“En cinco minutos han querido destrozar sesenta años de carrera,” ha declarado el tenor al periodista y musicólogo Rubén Amón. Domingo es consciente de lo que han cambiado los tiempos y la forma de relacionarse entre mujeres y hombres—¡hasta el piropo está prohibido!—, pero niega rotundamente cualquier acoso o chantaje sexual.
Desde que Enrico Caruso fue detenido por escándalo público en La Habana, no habíamos asistido a tal intento de linchamiento de un tenor. Cierto es que al Gran Caruso lo soltaron pronto. Hubo un incendio en el teatro donde representaba Aida y Caruso escapó a la calle caliente, vestido con una faldita egipcia. Las mulatas estaban encantadas, pero las autoridades cubanas detuvieron a Radamés. ¡Viva Verdi!
Con Domingo la cosa se ha salido de madre, como si en la vida real fuera il duca de Mantova: Questa o quella! Veinte mujeres le acusan de acoso (toqueteos, insinuaciones, proposiciones) y pedir favores a cambio de promoción artística.
Las aventuras en el camerino de un artista son más secretas que las confidencias políticas en una reunión de la OTAN. A Domingo, uno de los grandes tenores de la historia, le investigan una conducta inadecuada…¡con treinta años de retraso! Ninguna de sus presuntas víctimas se comportó en su momento como Floria Tosca con il barone Scarpia.
Y resulta inquietante comprobar cómo la cacería mediática se inició poco después de una información en the Daily Mail, que relacionaba al tenor con la Cienciología. Domingo habría tenido que pagar millones para poder ver a sus hijos y nietos, miembros de la poderosa organización. ¿Coincidencia, mano larga del tenor o mano aún más larga de la secta?
Lo que está claro es que las diferencias a uno y otro lado del Atlántico a la hora de lidiar con el escándalo son considerables. Domingo se ha retirado de sus compromisos en Estados Unidos, pero sigue cantando gozoso (If I rest, I rust) por toda Europa. En sus últimas actuaciones en Salzburgo y Valencia ha recibido el cálido homenaje del público. Al respecto ha dicho: “La presunción de inocencia prevalece en Europa frente a la tentación de una condena inmediata.”
Muchos colegas y admiradores, de uno y otro sexo, han salido en su defensa. Domingo es un tenor portentoso, torrencial y generoso que ha regalado momentos estelares a lo largo de su impresionante carrera.
“Los españoles somos cálidos, afectuosos y cariñosos. He sido galante, pero siempre en los límites de la caballerosidad y la sensibilidad.” Domingo, al defenderse, acaba de explicar el éxito turístico de España.
¿Ha cambiado todo para seguir igual? Actualmente hay demasiado miedo a la dictadura de la corrección política. El apetito sexual, el piropo, la galantería, el cortejo y todas esas virtudes vitalistas de cachondo tenor son juzgadas como pecado por los nuevos ayatolás, que pretenden convertirnos en asexuadas criaturas cibernéticas.
Pero Domingo está entero y sigue cantando.